Siempre me llamo la atención este festival. Lo primero porque me encanta la música psychobilly, de hecho, con Decibelios en nuestro penúltimo larga duración “Con el tiempo y una caña” hicimos un tema psychobilly: Ventana Bentana, que habla de orgasmos a distancia con un espíritu sexy. Cuando me enteré que los Cock Sparrer estaban en el festival mis expectativas de asistencia aumentaron un 100%. El precio de la entrada para una noche a 35€ me pareció razonable considerando el el contenido y extensión del programa. La imagen que me había forjado de este festival era una hermosa noche de verano en la playa bajo las estrellas, sintiendo la arena en mis pies, la brisa mediterránea en el rostro y gozando de los ritmos locos del psychobilly. Menudo chasco me lleve cuando llegue. Un espacio muy cerca de la playa, pero totalmente acotado perfectamente instalado y organizado. Cuando entras lo primero que cruzas es un espacio comercial con toda una serie de puestos para comprar diversos artículos más o menos relacionados. Por supuesto, el puesto estrella es el de la mercancía oficial del festival con la camiseta oficial a 18 euros. Esta entrada me recordó a muchos a la de los aeropuertos donde el acceso te obliga pasar por toda la zona de tiendas y marcas. Una vez cruzado este umbral -mercadillo me encontré con una gran esplanada iluminada por potentes luces de cuarzo, cercada con una valla y un montón de mesas y bancos de madera. La imagen me hizo pensar en una especie de patio de la cárcel. Al fondo una faraónica carpa de donde salían salia la música. Cuando entre en la carpa estaban tocando The Blue Cats, el sonido era una bola gigantesca donde era prácticamente imposible distinguir voces e instrumentos. El calor, a pesar de que la carpa estaba solo medio llena (eran sobre las once de la noche) era digno de sauna finlandesa. Ya en el exterior me acerque a la kilométrica barra de bar cual muralla china para hidratarnos. Después de hacer una comprensible cola nos pedimos nuestras primeras cervezas en vaso de cartón a 4,50€ la menos pequeña. Aún faltaba un rato para el esperado concierto de los Cock Sparrer, la noche era larga y había que comer algo para hacer colchón, cuando empezamos a investigar los puntos donde se podía comer algo, alucinamos cuando vimos que había un solo lugar de comida-basura con una horda de hambrientos haciendo cola. Nos añadimos a la cola y esperamos pacientemente nuestro turno para poder conseguir nuestro ansiado frankfurt picante que nos pasó rápidamente acompañado de la aguada cerveza mencionada. A mano izquierda de la interminable barra vislumbre colgada una camiseta de Cock Sparrer. Me acerque y pude descubrir un rincón triste y apagado donde se vendía la mercancía oficial de los grupos. Considerando el esplendoroso mercadillo que había en la entrada me pareció discriminatorio que hubieran dejado en tan mala situación la venta del “Merch” de las bandas participantes. La verdad es que el ambiente era genial. Múltiples estilos, look’s y personajes bajo el común denominador del respeto y armonía. Por supuesto que lo que reinaba eran los tupes de variados colores y tamaños, hermosos y convincentes. Para mí, las bandas y el ambiente fueron lo mejor de la noche. Por lo que respecta al festival en sí mismo, lo primero de todo felicitar a los organizadores por su treinta aniversario y sobre todo por haber sabido convertir con tanto esmero una manifestación cultural en una máquina de hacer dinero. O por lo menos esta es la sensación que me lleve. El esperado y ansiado concierto de Cock Sparrer fue brutal. Este veterano grupo jamás defrauda. La fiesta con los Cock Sparrer con un ecléctico publico totalmente entregado fue de diploma de honor. La fusión de cerveza y sudor inundo el ambiente. A continuación los Mad Sin me sorprendieron por su energía. Aunque los escuche de lejos ya que permanecer en la macro-sauna se me hizo poco menos que imposible. Sus ritmos y voces a distancia me enamoraron al instante. En definitiva, una velada de festival muy agradable a recordar por el maravilloso ambiente y la calidad de las bandas programadas. Muy triste el amanecer con un terrible dolor de cabeza. Algo muy extraño cuando lo único que bebí la noche anterior y sin exceso fue la cerveza a granel del festival. Hubiera preferido disfrutar del festival en la playa de verdad. En mi opinión, en libertad y sumándole una serie de ingredientes esteticos relacionados con el género musical el festival ganaría un 100% . Los asistentes se lo merecen.
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AuthorFray (Carles Treviño). Archives
Septiembre 2024
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