Sin control de ningún tipo accedimos a la terminal cual desbandada descontrolada y angustiada. Una enorme grieta abría el asfalto, cristales rotos, cláxones y sirenas inundaban el ambiente. El recorrido en taxi hasta el hotel fue como un mal sueño; edificios derruidos mientras miles de personas retiraban escombros contra reloj, barrios sin luz, ambulancias y sirenas, calles cortadas… La impresionante reacción de unidad y fuerza del pueblo mexicano con la que afrontaban la catástrofe fue para el mundo una lección de solidaridad y humanidad.
El concierto de mi vida fue doloroso y al mismo tiempo hermoso. Después de la cancelación del Non Stop Ska Festival y tras superar el estado de sock en la habitación del hotel por fin reaccioné. Había que hacer algo. En apenas 24 horas y con la ayuda de amigxs mexicanos organizamos un concierto, pro-damnificados en el Centro cultural auto-gestionado “La Vieja Escuela” del barrio Barrientos que nos abrió sus puertas. El sábado por la noche cientos y cientos de personas aparecieron con comida, mantas, medicamentos hasta tres toneladas de acopio. Fue emotivo y emocionante. Durante el concierto lloramos por las victimas al mismo tiempo que la sala se convertía en un enorme slam en el que una luminosa energía cargada de amor y solidaridad se podía cortar con un cuchillo. Cuando pedí que las dos personas en silla de ruedas que estaban detrás de todo se acercaran, las sillas se elevaron de una forma casi mágica en el aire y fueron flotando a gran velocidad por encima de las cabezas hasta descender suavemente y reposar justo delante nuestro. Pocos minutos después y por petición de la organización una niña del barrio con nueve años de edad nos acompaño a la batería con “Viento de Libertad”. Frida fue la revelación de la noche, nos dejo a todxs boquiabiertos. De un concierto en el que todxs participamos con el corazón herido no podían más que pasar cosas hermosas. Además del éxito de acopio. En ese concierto conocí a Javier Zalvaje, el que ahora es mi gran amigo y compañero de aventuras. Y a mi ahijada Frida que me ha vuelto a acompañar en varias ocasiones con su tremenda energía a la bateria.
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AuthorFray (Carles Treviño). Archives
Junio 2024
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