Recuerdo que cuando viajaba a Londres el paso por la zapatería “Working Class” de Camden Town (London) era obligada. Un anciano amable y clásico casi como las propias botas atendía con amabilidad y sencillez. No es que fueran caras, aunque tenían su precio y mi bolsillo chirriaba al ver el ticket de compra. Nada que ver con ahora. Dr. Martens se ha convertido en un autentico Icono pasando a ser un artículo de poco menos que de lujo. Carísimas y con una diversidad de modelos que rozan la vergüenza y que empiezan a estar a la altura de las marcas mas pijas y los precios más indecentes. Visto esto, el cariño que le tengo por supuesto que no desaparecerá porque forman parte de mi vida. Y seguiré llevando mis viejas Dr. Martens mientras aguanten. Pero vive Dios, que las próximas botas de cordón y caña alta serán de mercadillo. Por convicción y por supuesto, por bolsillo.
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AuthorFray (Carles Treviño). Archives
Junio 2024
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